Mi amigo Andrés abre hoy esta nueva ventana al mundo, con la ilusión y el convencimiento de estar en el camino. Ese camino no es otro que descifrar el laberinto de quesos, pero sobre todo gentes, experiencias que habitan en su cabeza y como no puede ser de otra manera, llegar a la mayor cantidad de caras con ojos posibles y así seguir creciendo y aprendiendo.
En estos últimos años de viajes, trenes, aviones y muchas horas por el mundo. Sin contar los viajes en la furgoneta por todo nuestro país, creo que le esta llegado la hora de sentarse a procesar toda esa información, ponerle un poquito de orden, sin pasarse, y compartirla con todo aquel que se asome a esta su ventana.